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Te dije que era un bicho raro. ¿Sé de qué forma elegirlas o qué? Marisa siguió chupándome la poronga y lamiéndome los huevos hasta que no pude mucho más. Me corrí, salpicando mi ardiente semen varonil por toda su bonita cara. Ella se sorprendió un poco por ello , pero empezó a chupetear el semen de mí con entusiasmo. En poco tiempo tenía mi poronga y mis pelotas vacías. Suspiré de puro placer y la felicité por su talento. Esta mujer era terminantemente algo más.

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Abajo, me apuré a ir al sillón reclinable, recogí las revistas y las oculté velozmente debajo del sillón. Luego me senté de nuevo y comencé a leer el periódico , en tanto que no deseaba exponerme a que ella me viese mirando mi porno. Si ella se lo contaba a alguien, mi increíble reputación quedaría arruinada, y eso sería solo el comienzo, ya que tras eso ninguna de las vecinas podría visitarme en el momento en que se corriese la voz.

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Mi poronga empezó a hincharse y a ponerse recia. En el momento en que las chicas pasaron a mi lado hacia la vivienda , la mayor notó que mi herramienta desnuda comenzaba a alzar la parte inferior de mi bata y a verse. Observé de qué manera sus ojos inspectores se abrieron de par en par con sorpresa. Entonces me di cuenta de mi exposición y rápidamente me di la vuelta y me cubrí mientras que susurraba mis excusas. La mayor soltó una risita apacible y miró con un brillo en los ojos mientras que me empujaba hacia los vestuarios.

A las mujeres les gusta los hombres adolescentes?

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Un día, mientras que miraba sus desnudos, me frotaba poco a poco la poronga cuando recibí un mensaje suyo preguntando cómo me iba y si me apetecía quedar una tarde de fin de semana. Comprobé que estaba sola y cambié al videochat, capitalizando la cámara para que pudiese verme acariciando, y le dije Esto es lo que paso gran parte de mi tiempo libre mientras te miro, así que sí, me encantaría tener la oportunidad de regresar a verte en persona.