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Ambos habían estado ocupados en el trabajo. Avery se había hecho cargo de un nuevo caso de prominente nivel que lo mantenía en la oficina hasta tarde y a Adriana le salían los pedidos de pasteles y magdalenas por las orejas para pasteles de temática festiva, pasteles de graduación y fiestas de fin de curso. Asimismo daba la sensación de que los pasteles para fiestas de bebés habían incrementado bastante en los últimos dos meses. Se encontraba en la pastelería hasta altas horas de la noche y allí antes de que saliera el sol por las mañanas.

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¡Me has dado un susto de muerte! dije, recobrando la estabilidad. Mientras ella reía, yo admiraba su figura. Era bastante bajita , medía un metro y medio , si bien ella creía fervorosamente que medía un 1,5 m ; en cualquier caso , medía un 1,5 m menos que yo. Tenía un pecho increíble, entre una copa C y una copa D que sobresalía de su pecho sin flaquear lo más mínimo. Sus pezones eran pequeños puntos colorados en sus lolas , por lo demás blancas y pálidas.

Con bastante gusto, dije, si bien este retardo era insoportable. Significaba un paseo hasta el arroyo helado y cristalino con nuestra jarra de agua. Apurando todo cuanto pude, la llené y volví para localizar a Liz, desnuda excepto por sus zapatillas blancas. Estaba arrodillada dentro de nuestra tienda y alisando los sacos de dormir para que nos tumbáramos. Le entregué la jarra y me quité la camiseta. Liz bebió un poco de agua y observó con aprecio cómo me bajaba los vaqueros.

Entonces empezó a besar su cuello, a morder un poco y a chupar delicadamente , cada vez que mordía, apretaba sus dos pechos y en el momento en que chupaba, masajeaba un tanto con la mano, dibujando círculos cerca del pezón. Podía sentir calor entre sus piernas, pero no era solo de ella, era más bien de él, sus jugos habían goteado sobre él, empapando sus bóxers, se apretó contra él con fuerza , prácticamente realizando que la penetrara por medio de la lona.

Como era de esperar , un nivel tan bajo de app de la ley logró poco por achicar el robo de gasolina. Conque papá y yo tuvimos que cambiar algo. Por término medio, perdíamos 20 dólares americanos cada semana, y en ese momento no podíamos dejarnos cambiar nuestras máquinas de gasolina, que funcionaban a la perfección , y sustituirlas por diésel. Déjame decirte que es verdaderamente cansador dormir en un saco de reposar en el cobertizo del tractor al lado de los tractores de gasolina con una escopeta cargada como almohada.