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Llegó la media noche extendida , y todo fue como si aquí no pasara nada en lo más mínimo , ningún comentario, ningún halago tonto , o si no que lo hagan, mi mujer se levantó de la cama cubriéndose con la toalla y el tanguita y el corpiño, y se fue al baño a ducharse, yo cumpliendo mi condición de marido cornudo, acompañé al señor Carlos hassta la calle, corto y los tres terminamos. y contentos de desatar el morbo del sexo, que me dejó satisfecho,

Te das la vuelta y levantas las piernas en el aire, dejando al descubierto tu pista de aterrizaje que se ocultaba bajo el tanguita hace un segundo. Separas tu coño, invitando a la polla a entrar nuevamente. Eres capaz de chupar la otra también , ahora que no debes apoyarte. Él trata de tomar el mando intentando forzar su poronga en tu garganta, pero tú emites un ¡¡¡uh! Yo soy la única que puede hacerte eso, conque eso asimismo es un duro NO.

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Gimió con su coño en él. Señalando que precisaba su poronga en ella. Pero él mencionó que no. Y la puso de rodillas. Su culo en el aire. Ella siente un doloroso tirón. Y oye un chasquido. Su tanguita es arrancado de su cuerpo. Y antes de que el aire frío pueda siquiera pegar el interior de su grieta. Ella siente su boca en lo profundo de su culo. Celebrando por todos lados. Haciendo un trabajo la punta de su lengua en el agujero de su trasero palpitante.

Stacy siempre había sido preciosa y, con sinceridad , me sorprendió un tanto en el momento en que aceptó aquella primera cita conmigo en el centro y mis amigos se hicieron eco de ese sentimiento, en voz alta. Ahora , no obstante , todos nuestros amigos nos ven como lo que somos: dos personas que hallaron su alma gemela a una edad muy temprana. Claro, mi alma gemela resultó ser una bomba alta, delgada y rubia con una personalidad burbujeante y los ojos azules más brillantes que jamás hayas visto, pero no se trataba SOLO de eso.

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Como soy un tipo bastante interesante , descarté sugerir la gasolina que ella robaría, y luego arruinar su pequeño vehículo de esa manera. Además de esto , no me atrevía a agujerear la carrocería, los cristales y los neumáticos de su coche. Me habían enseñado toda la vida a resguardar y preservar las cosas lindas porque cualquier día podrías necesitarlas. Ese es un ejemplo de educación de niño granjero, para ti. Conque me quedaba la tercera opción.

Megan se dio cuenta de que había dejado su bolsa de maquillaje en el coche y se dirigió a la entrada primordial para proceder a procurarla y poder prepararse para esta noche. Estaba nerviosa. Jamás había hecho algo de esta forma antes, pero su coño le cosquilleaba mientras andaba al lado de la mesa y pensaba en lo que podría pasar con los seis chicos esta noche. Aunque no era su intención, no podía parar de mirar a Leo. Él le devolvió la mirada mientras ella pasaba. Ella podía ver precisamente que él la estaba mirando.

No, ha dicho mi mujer. Pero¿por qué no me lo enseñas ahora mismo? Con eso John la acostó en la cama y comenzó a chupetear sus pezones y poco a poco bajó sus manos a su montículo. Yo terminé de desvestirme y me aparté un segundo para contemplar el espectáculo. Y, oh, qué espectáculo era. Mi poronga estaba dura como un diamante y se pegaba a mi vientre. Se encontraba tan excitado que incluso goteaba precum por la punta.

Parece que te gustan enormes , así que he traído a casa un nuevo amigo para ti. Te agradará. Imagina que está enfrente de ti ahora mismo. Los dedos de Peter proseguían deslizándose por su raja, poco a poco más húmeda. Saca esas lolas del sujetador a fin de que pueda verlas. Oh, tus pezones están duros, eso nos atrae. Súbete la falda. El pequeño parche de satén en la parte delantera y el cordón entre sus nalgas eran precisamente perceptibles.

A las mujeres les agrada los hombres jovenes?

Su boca estaba en su oreja. Tenía las manos por todo el cuerpo, en el estómago, los pechos, los muslos, empujándola contra él. Aimee quería decirle que no era tan malo, pero su mano se deslizó hasta su coño y encontró su clítoris y lo logró rodar entre el pulgar y el dedo. Aimee pensó: Oh, joder, probablemente sabía que era bello. En cambio, gimió. Jake le separó las piernas y le metió la poronga en el coño desde atrás.

Empezó a hacerlo y tras unos treinta segundos de meterle los dedos suavemente , me retiré, lubricé otro dedo, introduje ambos dedos en ella y continué. Su trasero apretado agarró mis dedos mientras que me deslizaba dentro y fuera de ella. Al cabo de un minuto aproximadamente , cogí el buttplug, lo lubrifiqué y lo introduje bruscamente en su interior. Ya había esperado lo bastante para llamar la atención. Ponte de rodillas y demuéstrame lo arrepentida que andas , le dije con mi voz mucho más severa.

Con el paso del tiempo , mi mujer, Kimberly, empezó a llevar a cabo viajes a partes del mundo que, francamente , no me interesaban. No me malinterpreten, nuestra relación era genial. En el momento en que estábamos juntos, éramos indivisibles. Sólo que ella prefería mantenerse en movimiento, al paso que yo prefería establecerme en casa a lo largo de una gran parte del año. Me encantaba la región donde vivíamos, y gozaba estando en un espacio donde conocía a la multitud que me rodeaba y ellos me conocían a mí.

Avery agarró su palpitante erección y la recorrió de arriba abajo en el apretado culo de Adriana. Le introdujo la punta de la poronga en el culo. Adriana gimió mientras que Avery le introducía de manera lenta la poronga en el trasero. Pulgada a pulgada se hundió más y más profundo en su culo esperando. En el momento en que Avery se sepultó hasta las pelotas en su trasero , se detuvo un segundo y le agarró las mejillas. Le acarició el trasero mientras que gozaba de la sensación de su trasero envolviendo su polla.