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Volvió a agacharse y, desde donde yo estaba escondido, la vi abrazarse al del costado del tractor de la cargadora tal y como si fuera su único protector. ¿Quién está ahí? dijo por último , asomando solo su frente por encima del capó del tractor. El dueño de ese gas que estás robando. No lo estoy robando. ¿Ah, sí? Lo que tú llamas lo que haces. Estoy. Estoy. Estoy. Estás robando gasolina, eso es. No, no lo estoy haciendo. Solo la estoy tomando prestada. Mierda de toro, pequeño ladrón de gasolina.

Endureciendo mi voz le digo que se incline sobre la silla del escritorio y presente su trasero para su castigo. Ella ya sabe lo que será. Lo aprendió en la tienda. Mientras que ella obedece, agarro la manguera. Mi mano está sudada. Nunca he golpeado a una mujer antes. Jamás he ordenado a una mujer que se someta a mi voluntad. La sensación de poder y dominio es erótica. El obsequio de su seguridad lúcida sentimientos intensos. Me siento muy tentado de tomarla sin más.

Me separó las manos y me agarró de manera fuerte de las caderas. Sin previo aviso, se abalanzó sobre mí hasta dejarme lleno. Sin preocuparse por mi tranquilidad , comenzó a entrar y salir de mí hasta el momento en que consiguió aflojar mi culo lo bastante como para poder ingresar totalmente en mí. El estruendos de sus caderas contra mi culo era el único sonido mucho más fuerte que mi respiración mientras me agarraba a las sábanas y soportaba , bailando de puntillas, su despiadado ataque a mi culo.

La canción parece finalizar bastante próximamente y volvemos a nuestro puesto. Solicitas otra copa y entablas una pequeña charla, apoyándote ligeramente en mí, pero hasta ahí llega nuestro contacto. Deseo sacudirte, o rodearte con mis brazos, o tirarte al suelo y besarte solo para ver si me separas o si eso es lo que has pretendido todo este tiempo. Pero me quedo ahí sentado, observando si hay alguna pista, sintiéndome excitado y fallido a la vez.

Nos conducen de nuevo a la región común donde llegaron algunas parejas mucho más. Volvemos a sentarnos en el sofá y de inmediato te metes en la conversación con las compañeras de otras 2 parejas. No tengo ni idea de lo que están opinando , sólo estoy sentada allí, asombrada de que seas capaz de parecer que conoces a alguien desde hace unos años , si bien termines de conocerlo. Y en un ambiente en el que precisamente no te sientes cómodo todavía. Tienes ese don.

En cuanto la pequeña nariz del plug tocó el agujero de su culo , comenzó a sentir suaves multitud de tranquilidad que se extendían por su abdomen y por su cabeza. Evie emitió un gruñido gutural mientras que se forzaba a caer sobre el plug, estirando cada vez más su húmedo y rosado anillo del trasero. El tapón era implacable mientras que se deslizaba poco a poco hacia el interior de su virgen agujero trasero. Por reflejo, apretó el intestino y forzó la salida del tapón con un ligero plop.

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Abajo, me apresuré a ir al sillón reclinable, recogí las gacetas y las oculté rápidamente debajo del sillón. Entonces me senté nuevamente y empecé a leer el jornal , ya que no deseaba arriesgarme a que ella me viese viendo mi porno. Si ella se lo contaba a alguien, mi excelente reputación quedaría arruinada, y eso sería solo el comienzo, en tanto que después de eso ninguna de las vecinas podría visitarme en el momento en que se corriera la voz.

Su boca estaba en su oreja. Tenía las manos por todo el cuerpo, en el estómago, los pechos, los muslos, empujándola contra él. Aimee quería decirle que no era tan malo, pero su mano se deslizó hasta su coño y encontró su clítoris y lo logró rodar entre el pulgar y el dedo. Aimee pensó: Oh, joder, probablemente sabía que era bello. En cambio, gimió. Jake le separó las piernas y le metió la polla en el coño desde atrás.

La tarde de finales de julio era calurosa y brillantemente soleada cuando Elizabeth y yo retornamos a nuestra tienda. Llevábamos fuera desde el desayuno, disfrutando de un sinuoso recorrido que nos llevó por claros boscosos, pasando por una cascada y bajando hasta el río. Teníamos la zona para nosotros solos, puesto que tenía que ver con un gran trozo de terreno estatal y no de una región de acampada oficial. Para nuestro fin de semana juntos, sencillamente aparcamos el vehículo , nos adentramos en el bosque y nos instalamos.

A las mujeres les gusta los hombres niños?

¡Me has dado un susto de muerte! dije, recobrando la estabilidad. Mientras que ella reía, yo admiraba su figura. Era bastante bajita , medía un metro y medio , si bien ella creía fervorosamente que medía un metro y medio ; en cualquier caso , medía un metro y medio menos que yo. Tenía un pecho increíble, entre una copa C y una copa D que sobresalía de su pecho sin flaquear lo mucho más mínimo. Sus pezones eran pequeños puntos rojos en sus tetas , por lo demás blancas y pálidas.

Llegó la media noche larga , y todo fue como si aquí no pasara nada en lo más mínimo , ningún comentario, ningún halago imbécil , o si no que lo hagan, mi mujer se levantó de la cama cubriéndose con la toalla y el tanguita y el corpiño, y se fue al baño a ducharse, yo cumpliendo mi condición de marido cornudo, acompañé al señor Carlos hassta la calle, corto y los tres acabamos. y contentos de desatar el morbo del sexo, que me dejó satisfecho,

Los 2 se sumergen en el agua y se empapan totalmente. Jason salió a la área y Rebecca le prosiguió , con una sonrisa de oreja a oreja. No ha podido eludir que ella lo atrajera para abrazarlo y ambos se rieron a carcajadas. Luego se dirigió hacia el agua que caía y se quedó bajo ella, dejando que el agua corriese por su cuerpo. Su bikini se mojó y su piel morocha clara brilló a la luz del sol.

Eso es lo que pensé, pero en el momento en que me puse en posición , me sorprendió ver que su agujero ahora estaba abierto. No suficientemente grande, pero casi. Me alineé y empujé de manera lenta hacia adentro. Pero tan rápido como entré un tanto , ella empujó hacia atrás hasta que estuve en todo momento dentro. Entonces comenzó a subir y bajar a Carl y yo me metí en su ritmo. Carl fue el primero en correrse y después Jenny comenzó a temblar y los dos debimos sostenerla a fin de que no se cayera de la cama.